Durante los años 1946 y 1947, periodo en el que se desarrolla la historia de La tuerta en la isla de Tenerife, la población soporta una profunda crisis económica y la subsistencia, en un contexto de escasez crónica de alimentos, es la prioridad para sus habitantes. En estas circunstancias, en las que se grita por hambre y se calla por miedo, las perdedoras entre los perdedores son las mujeres con sus hijos e hijas y una frase, repetida en la época por aquellas que se ven abocadas a ejercer la prostitución, se convierte en toda una declaración de intenciones y de motivos: «Por los hijos... Esto se hace por los hijos...».
Burdeles y prostíbulos conforman un entramado, despreciado socialmente, pero aceptado como necesario, en el que muchas de ellas rinden tributo al principio de la supervivencia. En Santa Cruz de Tenerife la prostitución se ejerce, principalmente, en la calle de Miraflores, que es conocida como la calle de las Niñas.
(Caracas, 1961) Es hija de palmeros que emigran a Venezuela, pero regresa con dos años a La Palma y es en esa isla donde pasa su infancia y adolescencia.
Estudia en la escuela pública de Villa de Mazo y en el Instituto Femenino de Santa Cruz de La Palma. Es licenciada en Psicopedagogía y ha dedicado su vida profesional a la docencia en diferentes etapas educativas. Actualmente ejerce como orientadora en el IES Las Veredillas (Tenerife).
La escritura ha sido para ella un ejercicio de disfrute personal; una actividad íntima, casi secreta y La prestamista (Tenerife, 2019 - 2ª edición, Tenerife, 2022) es la primera publicación de una docente que, cada vez con más frecuencia, siente la necesidad de cerrar los ojos e imaginar. Qué pasaría si…
