CASA

Casa es un libro de poesía a veces canónico y a veces irreverente. Hay en él algo tierno y naif, algo de humor e ironía, pinceladas científicas, temas que tradicionalmente no han ido cosidos a la poesía junto a los temas más clásicos. La razón de esta hibridación quizás pueda buscarse en esa vena narrativa que sobrevuela todo el libro. Un libro que dice cosas, los libros tienen que decir cosas y contar historias, además de sensaciones. El gusto por el final sorprendente parece remitirnos a la querencia propia de un cuentista, pero el lirismo que flota en cada línea nos deja claro que estamos ante un buen libro de poesía. Quizás un raro espécimen que tanto podría agradar a lectores y lectoras acostumbradas a los títulos de poesía, como a aquellos que siempre se han mantenido alejados de ella. Un título imprescindible para entender el universo literario de este reconocido, pero poco conocido autor. Un recorrido por todos esos espacios materiales e inmateriales en donde nos sentimos en casa.

Lo repito, tú eres mi casa.

Yo, si acaso, soy el tejado a la intemperie. Eso no te lo negaría, incluso podría aceptar que estoy sujeto a la climatología, al azaroso devenir de las tormentas y los vientos y, ¿por qué no?, podría ser también que el tejado que soy protegiera algo que no conozco, un lugar confortable donde la leña crepita y cada objeto ocupa el lugar exacto.

Dentro de ella hay volúmenes de libros, su masa comba el espacio y el tiempo que transcurre. Pero recuerda que todo eso no soy yo, sino lo que hay debajo de mí. Una estructura de madera que me sustenta como las costillas de una ballena soportan todo un organismo suspendido, lento y minucioso que filtra las palabras que escucha, sobre todo las más pequeñas, un cardumen de fonemas que nada en una sopa de ideas, algo que, una vez digerido, construye el esqueleto de tu nombre en mi cabeza, casa.