ENTREVISTA A TITO EXPÓSITO (BAILE DEL SOL, TENERIFE)

Texto: Fernando Clemot

Recientemente, Baile del Sol ha cumplido treinta años como editorial. Nacida en Tenerife a principios de los años noventa sigue asentada allí. Pero, ¿cómo fueron esos inicios, esos primeros años?

 

La editorial se forma como colectivo cultural, allí se aglutinan jóvenes que venían del mundo fanzinero de mediados de los ochenta, de colectivos de escritores y del entorno nacionalista-africanista. Su principal filosofía era la de dar una oportunidad de edición a aquellos escritores noveles que tenían dificultades para ver publicada su obra. En ese primer momento, son autores de las islas los que pasan a engrosar nuestro catálogo, pero también llegan las primeras aportaciones de africanos, españoles e hispanoamericanos.

 

Imagino que habría otras editoriales insulares que servirían como modelo o inspiración a Baile del Sol. ¿Cúales eran y qué crees que aportaron al mundo editorial canario?

 

Justamente nuestra intención era no parecernos a las que había en aquel momento. Quería ser una editorial radicalmente opuesta al ombliguismo insular que imperaba. Anagrama era nuestra editorial de referencia. Nuestra vocación era internacionalista; queríamos autores de otras latitudes en nuestro catálogo pero también que los insulares pudieran conocerse en otras geografías. Ser, en definitiva, puente entre orillas.

 

Editar en Tenerife. La insularidad. ¿Qué tipo de problemas o trabas puede tener publicar desde Tenerife?

 

Ahora mismo, solo ese, el de la insularidad que se traduce en los altos costes del traslado de mercancías y los trámites de aduana. Nosotros imprimimos en Getafe por la diferencia abismal de costes de impresión y distribución. Así que hemos invertido el proceso y ahora es el mismo que tienen las editoras peninsulares. Nos cuesta lo mismo que a ellas traer los libros hasta aquí.

 

También imaginamos que debe tener alguna ventaja. ¿Cuáles podrían ser estas?

 

Pues si la hay todavía no la he encontrado, quizás, la única que se me ocurre es que la venta de libros tiene el 0% de impuestos.

 

En los últimos años se diría que la editorial ha puesto también su atención en la literatura que viene de África, muy a menudo olvidada por los grandes sellos.

 

El interés por la literatura africana está desde el principio. Iniciamos la andadura editorial en enero de 1992 con dos obras, una de ellas se titulaba Cantos del Sahel, y era un conjunto de poemas escritos por niños de Níger  que estudiaban castellano en su país y habían sido recopilados por su profesor centroafricano. Siempre hemos apostado por dar a conocer la cultura y literatura africanas, tanto publicando, como en su día, participando en la organización del Salón Internacional del Libro Africano (SILA) en Tenerife (4 ediciones) y que lamentablemente las instituciones se encargarón de cercenar.

 

Uno de los grandes títulos internacionales que tradujo Baile del Sol fue Stoner, de John Williams. ¿Cómo fue el encuentro como editor con esta novela? ¿Qué otros títulos destacaría entre el catálogo de Baile del Sol?

 

Stoner es la obra que todo editor quiere encontrar algún día. Este título sobre el que, de repente, comienzan a salir en reseñas positivas; que el boca a boca hace que se expanda a una velocidad vertiginosa y se convierta en un long-seller. Gracias a sus ventas la editorial ha podido mantenerse durante estos últimos diez años, dándonos la posibilidad de invertir en nuevos autores, sobre todo de procedencia africana o del este europeo, la dos zonas geográficas por las que hemos apostado principalmente para nuestras traducciones.

Creo que tenemos algunos títulos que deberían haber tenido mejor recorrido:

1) LA MUJER QUE HUYE de la quebequense Anaïs Barbeau-Lavalette

2) PUNTO DE CONTROL, del serbio David Albahari

3) Entre los africanos destacar EXPLICACIÓN DE LA NOCHE, de Edem Awumey, BAJO LAS RAMAS DE LOS UDALAS, de Chinelo Okparanta, o LA TRANQUILA VIOLENCIA DE LOS SUEÑOS, K. Sello Duiker

4) Y entre los hispanos, una magnífica recreación de los últimos días de Pessoa, recogidos en la novela LA LLUVIA OBLICUA, del onubense Manuel Moya.

 

¿Cuál sería el circuito principal de ferias o encuentros literarios en las Canarias? ¿Nos podrías hacer un pequeño recorrido?

 

Principalmente las ferias de las dos ciudades capitales de provincia, y luego en menor medida, las locales. Pero al fin y acabo se trata de propuestas muy similares a las que se hacen por el resto de la geografía estatal donde se invita a los autores de las grandes editoriales españolas y donde se rellenan el resto de las horas y espacios con la producción local. Los primeros vienen con gastos pagados, e incluso con dietas, mientras que los segundos tienen que dar las gracias por haber sido invitados.

 

¿Cómo se imagina Baile del Sol en un futuro? ¿En qué estáis trabajando?

No está claro si habrá un relevo cuando me jubile dentro de tres años, porque trabajar en una editorial como la nuestra es un modo de vida que implica muchas renuncias y dedicación absoluta. En México llevamos unos años entrando poco a poco con nuestros títulos gracias al entusiasmo de nuestra distribuidora, Yunuén Carrillo; alguien como ella sería la persona ideal para dirigir el futuro de Baile del Sol.

Nuestros proyectos inmediatos se centran en reforzar las dos colecciones africanas con una decena de títulos ya en preparación para estos próximos años. También la de Poesía va a experimentar un empujón con la llegada de Álvaro Hernando a su dirección, y retomaremos la colección Deleste con nuevas obras de autores que ya tenemos en catálogo y alguna nueva incorporación. Y por supuesto, seguir apostando por esa literatura de raíz, que bebe de la tradición oral, caso de la obra de Ignacio Gaspar o de la novela editada recientemente, Ferretería de cabras de Jaime Padrón Castañeda.

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