El año pasado, como quien no quiere la cosa, la editorial canaria Baile del Sol cumplía 30 años de trayectoria.

Una editorial independiente, otra vez, que no solo se mantiene arrojando títulos año tras año, sino que sigue creciendo. Las tremendas dificultades que encierra un proyecto de estas características y el empeño por continuarlo hacen que esta casa de publicaciones sea todo un logro. Pero, además, la apuesta que se hizo en su día por traer las literaturas africanas, continúa siendo una ventana abierta que va atesorando libros en un mercado lector poco dado a asomarse a estas lecturas.

Tras el sueño

Para conocer sus orígenes tenemos que remontarnos a los años 90, cuando un grupo de jóvenes escritores dieron el paso de crear una asociación cultural para mostrar sus propias obras y los títulos de autores locales de las islas Canarias, pero también con el ánimo de difundir las literaturas que brotaban en el continente africano, tan cercano y a la vez tan lejano.

El reto era enorme. En el camino ha habido muchas ocasiones en las que se ha querido arrojar la toalla (muy poco se valora la tenacidad y la convicción, el ingente trabajo que hay detrás, más cuando hablamos de editar libros de otras geografías que parecen importar tan poco como la africana). Los obstáculos son a menudo enormes, pero aun así la editorial ha continuado con su labor.

Empezaron un grupo, después quedaron dos personas y en la actualidad es Tito Expósito el único que se mantiene, hasta cumplir estos 30 años que todos celebramos: “Cada x años hago balance, y pasan por mí todos estos años, con sus respectivos altibajos. Solo el esfuerzo personal y el de las personas allegadas han hecho posible que el sueño se haya hecho realidad” afirma en entrevista Expósito.

En la actualidad, aunque han llegado a tener 40 libros en las estanterías de novedades, publicar una media de 15 títulos es la meta que se baraja. El año pasado, al celebrar su 30 aniversario fueron 30 los que vieron la luz, uno por cada una de esas etapas que tanto ha costado culminar. Además, ahora distribuyen también en México y han extendido su proyecto hasta integrar el formato e-book que permite la lectura desde cualquier punto del planeta.

Un baúl lleno de títulos africanos

Tal y como comenta la periodista y escritora Ángeles Jurado “apostaron por publicar literatura africana cuando nadie lo hacía. Sacaron autores desconocidos que eran imposibles de encontrar, pensemos que hoy sí que hay una mayor apuesta por estas letras entre las editoriales generalistas pero en aquel momento era un páramo”. Así nació la Colección África que, a lo largo de los años, también ha sufrido cambios. Asumió la dirección de la misma Jorge Portland que hoy en día no continúa, todo el trabajo de selección lo realiza en la actualidad Expósito.

Respecto a sus orígenes Expósito comenta: “Empezamos por la literatura africana principalmente por dar a conocer la cultura de un continente, que a pesar de estar geográficamente en él, siempre se nos fue negada y ocultada. Así que fueron unos inicios de rebeldía, también de carácter político y de rescate de parte de nuestra cultura e historia”.

En 1992 publicaron Cuentos del Sahel, un pequeño librito de textos escritos directamente en castellano por niños de Níger que fue, junto con otro título, el inicio de esta ruta que les ha unido con el continente africano y su literatura. Una pasión que también les llevó a colaborar con el desaparecido SILA-Salón Internacional del Libro Africano- otro de aquellos escasos lugares donde el centro lo ocupaban estas letras.

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Con posterioridad en su catálogo han aparecido títulos tan importantes como La estación del caos del Nobel de literatura Wole Soyinka. Junto a ella, la lista contiene otras lecturas que han traspasado fronteras y cosechado el aplauso de crítica y lectores. Entre las que figuran, Pasaje de lágrimas de Abdourahman A. Waberi, escritor de Yibuti; Graceland del nigeriano Chris Abani o Bajo las ramas de los Udalas de Chinelo Okparanta.

Especial presencia tienen dos autores que destacan en dicha colección: K. Sello Duiker y Edem Awumey. Del primero han publicado 2 títulos, 13 céntimos y La tranquila violencia de los sueños. En cuanto a Awumey con 4 títulos, ya en el catalogo: Los pies sucios, Explicación de la noche, Rose Déluge y Mina se piensa en completar su obra completa.

«Awumey es un autor que retrata muy bien la era postcolonial, con sus democracias títeres. Es capaz de describir el peso existencial de buena parte de esa población de su país, que lo ha tenido que sufrir, extrapolable a casi todo el continente, una pesadumbre que se condensa en una atmósfera agobiante, cargada de recuerdos y atrapada en un callejón sin salida. Esta situación lleva a la emigración y a una vida en la diáspora, pero no acaba con los traumas de la represión que se siguen arrastrando donde quiera que vayas. Personalmente es el tipo de literatura que me atrae. Además de las cuatro obras publicadas, ya estamos preparando la traducción de su última novela, Noces de coton, y gestionando la adquisición de la primera, Port-Mélo«, comenta Expósito en relación al escritor togolés.

La tirada de estas obras oscila entre los 200-500 ejemplares. Cifra que rompieron con la estupenda novela Stoner de John Williams de la que han llegado a vender 150.000 ejemplares. Una reseña elogiosa del escritor Enrique Vila-Matas, que la tildó de «obra maestra ignorada», puso en el mapa lector una novela que hasta aquel momento había pasado sin pena ni gloria.

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En 2016, Casa África comenzó a colaborar con ellos. Se inicia así, a partir de 2017, una fructífera relación que da lugar a la Colección Casa África con La fiesta de las máscaras de Sami Tchak como primer título. Dicho lazo editorial ha continuado arrojando títulos, hasta 10, siendo el último de ellos Los maquis de Hamley Boum. Entre ellos figura, además, el libro de literaturas africanas más vendido de la editorial: El baobab loco de Ken Bugul. Y pueden congratularse también de tener en su catálogo la obra Cobrar por estar de pie de Armand Gauz que ha sido nominado en fechas recientes al International Booker Prize 2023.

Sin embargo, la iniciativa de mostrar lo que se produce en el continente africano no termina con dichas obras. Los títulos aparecen salpicando las diversas colecciones que la editorial ha ido creando a lo largo del tiempo.

Encontramos dentro de “Textos del desorden” tanto el importante ensayo África más allá del tópico de El Hadji Amadou Ndoye, como el testimonio en Una luz en el desierto de Isaac Ebelle y Pascual Perea. No falta tampoco la poesía de la mano del mozambiqueño Francisco Xavier Guita Junior, ni la presencia de la macaronesia con La verdad sobre Chindo Luz del caboverdiano Joaquim Arena.

El futuro empieza hoy

«Con los años hemos seguido apostando por esta literatura, y si bien ha ido creciendo el número de autores y su prestigio, nos parece que todavía queda muchísimo por hacer. Es estupendo que editoriales generalistas apuesten por autores africanos de prestigio, pero nuestra labor es más de buscar y descubrir autores y, principalmente autoras, que están dando una nueva visión de la realidad africana y su diáspora. Chinelo Okparanta es una buena muestra de ello» explica Expósito haciendo balance.

El importante recorrido de la editorial no ha venido, en cambio, de la mano de ningún tipo de reconocimiento institucional. Excepto Casa África, dicho apoyo ha sido nulo.

Sin embargo, la máquina sigue en funcionamiento y con buena salud, de lo cual todos nos alegramos. Este 2023 tienen proyectado añadir a su catalogo, además de la novela de Awumey arriba mencionada, Pourquoi tu danses quand tu marches? de Abdourahman Waberi, La hija de las mitangan de Trifonia Melibea Obono, Los días vienen y pasan de Hemley Boum, y sin confirmar al cien por cien, esa obra esencial – de las que aún quedan muchas sin traducir – que es Le pagne noire de Bernard B. Dadié.

30 años dan para mucho. Baile del Sol ha demostrado que llegó para quedarse. Las literaturas africanas se lo agradecen y sus lectores también. Porque leer los títulos de la editorial sirve, en opinión de Expósito, «para dar a conocer y reivindicar una literatura de un continente del que siempre me he sentido parte. Porque en ella se refleja cómo el hecho colonial ha diezmado la cultura originaria de los pueblos sometidos y cómo en esa literatura hay también una reivindicación del origen, pero, también, a pesar del mestizaje y la globalización, una visión diferente, quizás colorista a la vez que pesimista, de lo que acontece».

https://literafricas.com/2023/04/11/baile-del-sol-30-anos-contra-viento-y-marea/

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