Estratos de la llama agrupa los escritos que Fermín Higuera ha realizado durante ya más de cuarenta años -algunos ya publicados- y en los que el autor ha puesto sus empeños de trascender razonamientos. Después de releerlos y evaluarlos nos parece que conforman un libro de pensamiento que, valiéndose de un método poético, agrupa notas y fulguraciones de las maneras del sueño y el sonido. La flexibilidad del propio sistema hace que algunos de sus textos puedan ser considerados poemas y otros ensayos ortodoxos. La prosa ensayística de Fermín Higuera es el pulso unificador, que, de manera transversal, hilvana las diferentes etapas de su obra entera. Si su poesía fue búsqueda hasta la publicación de Roto está el cordón de plata (2007), poemario en el que se transparenta y encuentra su estilo definitivo, su prosa siempre fue encuentro.
En la sección primera y segunda, Telúrica y Declaraciones y profecías, aborda, respectivamente, el tema de la insularidad y cuestiones de su poética. En la tercera, cuarta y quinta parte, El tacto de los otros en las hojas, Pelajes acústicos e Islas de la mirada, nuestro autor se aproxima a la escritura literaria, la música y las artes plásticas -en concreto de tres escultores de Tenerife: María Belén Morales, Román Hernández y Ana Lilia Martín-. Sin pormenorizar las personalidades de los artistas que el destino le puso en su camino nos parece advertir que a su través nuestro autor ha ido trabajando el lienzo de sus pareceres y su propia imagen. Quizás ya iba siendo hora de darle forma a un libro que ha surgido por sí mismo y que nos parece una estrella de cinco puntas.
- ISBN-10(13)
- 978-84-10001-41-1
- Fecha de publicación
- 2025
- Número de páginas
- 186
- Idioma
- Castellano
Tenerife, 1961
Escritor y músico. En 1980 publicó su primer libro de poemas, La carne de las hojas, que fue prologado por la gran ensayista María Belén Castro y mereció la última presentación en vida de Pedro García Cabrera. Luego vendrían El idilio de los ausentes (1991), Querella del Dolor (1994), El hijo del ir (1996), la antología Bisagras en la hoguera (2002) -con un extenso estudio también de María Belén Castro, convirtiendo a nuestro autor en el único poeta y escritor canario al que le dedicó su atención en vida- y, por último, Sangre al cielo, libro que reúne su producción epigramática, haikus, poemas cortos y collages, con el que cierra lo que él considera su primera etapa productiva. A partir del 2007, con Roto está el cordón de plata comienza su segunda etapa, caracterizada por arrojo testimonial y la búsqueda de metáforas que entonen la totalidad de cada una de sus obras.
Luego vendrían Religare (2010) y Sinfonía de la sombra blanca (2013), libro en prosa de difícil clasificación, que unos consideran una novela, otros una guía mágica y algunos un libro de ensayos escrito con un método poético.