- Elena Prado-Mas
- Reseñas
David Llorente/LOmagazine - junio 2025
A veces, en los mapas oceanográficos y en los manuales de diversidad marna, nos encontramos con párrafos de verdadera poesia. Se nos dice que, en las simas abisales de los grandes océanos, rodeadas de oscuridad, de silencio y de temperaturas extremas, habitan las criaturas más hermosas y más extravagantes de toda la fauna marina y quizá también de toda el reino animal Son criaturas, adernás, en las que la Ciencia ha depositado la esperanza de la Humanidad, ya qué algunas de estas especies poseen raras caracteristicas que podrian abrir nueyos caminos a los tratamientos y a las terapias de aquellas enfermedades cuya cura aún se nos resiste.
Cómo leer esta declaración de amor y de optimismo y no persar er lo que está sucediendo en la literatura española actual. Existen autores que no admiten ninguna comparación con el resto, escritores de una originalidad y de una calidad punto menos que extraterrestre, los únicos seres, en defniciva, a los que merce la pera encomendar la salud y el porvenir de las letras españolas, sí es que eso todavía es posible.
Pero, al igual que la maravillosa fauna abisal estos autores están sumidos en la oscuridad de las pequeñas editoriales, en el silencio de la prensa cultural especializada y en el frio atenazador de la ausencia de lectores. Sirva esta nueva sección como candil en el espacio tenebroso, corno altavoz en el hondo desierto y como manta en el mismisimo frío de escribir.
Dentro de pocos años
La primera autora abisal qué nos vwene a la memoria es Elena Prado-Mas (Madrid, 1975) y, con ella, sus dos últimas publicaciones, que vieran la luz con Baile del Sol. El testamento de Cervantes y Nueve Cuentos republicanos. Estoy convencido de que, dentro de unos años, digamos, cien a doscientos, los futuros historiadores de la literatura encontrarán un libro suyo entre las ruinas de un cine rradrileño, lo abrirán y lo leerán y dirán, con los ojos rotos en mil enstales de ernoción "¿Esto existia en el siglo XXI?"
La principal rareza de esta autora, aquello que la hace única, es el desdoblamiento de la came y el espíritu. Uno la observa transitar por El Rernro y tiene la sensación de que es una mujer del siglo XXI, hasta que nos asomamos a su literatura y entendernos que es un clásico, alguien que compartió mucho tiempo y muchas conversaciones con Galdós y aun con unos cuantos my anteriores a Galdós.
Elena Prrado-Mas maneja la narración breve como nunca jamás se ha visto en la Literatura Española de los dos ultimos siglos y esto lo digo a gritos y lo firmo con sangre, si es necesario, Escribe el primer párrafo de cualgutera de sus cuentos y pone en fila india a todos aquellos cuentistas que ocultan su mediocridad en la extravagancia técnica y que dicen, mientras restriegan el cigarrillo contra el cenicero: “Lo que yo he hecho en m libro no lo ha hecho nadie”.
Los libros que he leido de Prado-Mas son de pequeño formato, pero pesan como yunques de acero de pura inteligencia. Levanta el edificio narrativo pledra a piedra, nota a nota, aliento tras aliento, hasta rematar una construcción esplendorosa de la que solo puedes asombrarte y aprender. No voy a decir de qué hablan, qué más da, Hablan de la vida, de la gente, de los lugares, del tiempo, de la pena de no haberles dicho a Galdós y a la Bazán que se venian autores corro Borges y Cortázar .
Es una escritora que no se prodiga apenas nada en el circo literario, donde los grandes leones brincan al ritmo del látigo del domador. Tiene miedo, creo yo, de que suceda lo que, al fin y al cabo tendrá que suceder. Los autores de relatos leerán sus cuentos y después ,frente al fuego del hogar, sudando a chorros el sebo de la envidia, agarrarán sus amuletos y harán un Salieri, que és, vamos a decirlo claramente, una de las cumbres más altas alas que puede llegar un autor.
Terror en alza
Sirva el siguiente párrafo como estrambote a todo lo antedicho. Hace mucho tempo que me vengo interesando por los resortes del terror, esto es, por aquello que nos causa miedo. Y aguello qué nos deja de causaro, según las etapas de la literatura y los bandazos de la sociedad. Puede que Lovecraft, en su tempo, aterronzara a sus lectores, pero actualmente a nadie se le ponen los pelos de punta por unos cientificos que encuentran un monstruo en el hielo de la Antártida. Lo mismo sucede con los marcianos, los zombis, los vampiros, los hombres-lobo, las posesiones demoníacas. Ahí no se esconde el miedo del siglo XXI. ¿Dónde se esconde, emonces? He leido a cuentistas sobradamente reconocidos y premiados que buscan el horror en los niños gemelos, en el gato negro, en la mujer que enloquece, en el utensilio de cocina que se mueve solo, en la vieja en silla de ruedas. Efectiamente causa horror, pero no el que ellos pretendian.
El testamento de Cervantes no es una colección de cuentos de terror ,pero vanos de ellos infunden el miedo legítimo de la verdadera literatura terrorífica. A mí me llamó la atención el vivero en el que la autora ha criado las pegajosas ovas del espanto: el retrato de una famila en un lego, la zona más profunda de una piscina, la voz de un niño que solo dura una noche, el ensimismamiento de un profesor que corrige exámenes. Es decir, Elena Prado-Mas abandona el terreno trillado y nos alumbra el rincón en el que debemos buscar el instante racional de lo cotidiano, el reverso negro de la rutina.