Un ciclista aterriza en Ushuaia el tercer día de un mes de diciembre. Lo hace razonando en círculo, sin lugar a dudas, gracias a las palabras e imágenes que los medios de comunicación le regalaron durante tres décadas
Día tras día, comunidad tras comunidad, valle tras valle, el sufrimiento del pedaleo graba impresiones dispares en su memoria. El ciclista las transcribe al papel, de acuerdo a la arbitrariedad de su estado de ánimo, con una técnica que el lector usa todos los días para comunicarse.
NARRATIVA. Viajes
Con nueve años aprendió a pedalear una bicicleta prestada y desde ese día soñó con poseer una para trasladarse más allá del límite permitido. Una noche de diciembre se topó sin esperarlo con el regalo.
Con compañía o sin ella cruzó un montón de veces dicho límite hasta que la piel se le inflamó en la cara y en la espalda a la edad de catorce años. Paralizado por la imagen horrible de su cara repleta de granos y, también, por el cambio de su voz, aprovechó para sacarse un título que le sirvió de base para ejercer un sólo oficio. Entre sociedad limitada y sociedad limitada, con el monedero cargado de chatarra, ayudado de una linterna desempolvó la alforja y la bicicleta del camarote. En la obra A LA SOMBRA DE LOS ANDES (Tenerife, 2016), Isusko Larrinaga relata su experiencia de pedalear en bicicleta por Sudamérica siguiendo la gran cordillera.
