El testamento de Cervantes (y otros cuentos). Un libro de Elena Prado Mas

Prof. Dr. Francisco García-Jurado

Es muy gratificante seguir sabiendo de las personas que han  pasado por nuestras clases, en especial si tales personas están luego en disposición de enseñarnos y deleitarnos con lo que hacen. Elena Prado Mas fue mi alumna en una rara asignatura titulada “Etimología Latina. De Varrón a Borges” en la Universidad Complutense, y ya entonces, como estudiante de Filología Hispánica, destacaba por su interés hacia todo lo literario. Ser testigo feliz de su rica producción creativa y de su consolidación como autora es algo que transciende el tiempo y confiere sentido a la vida. Sin ánimo de redactar una reseña al uso, vamos a hablar un tanto de su último libro, la recopilación de cuentos que lleva el título de El testamento de Cervantes. Por Francisco García Jurado, de la Universidad Complutense

Si bien Elena Prado nos hizo viajar hace unos años a otro continente, parece que su pasión vital es la de convertir a Madrid en un interminable espacio literario donde la vida se abre paso. Los cuentos que componen su libro El testamento de Cervantes se ubican sin excepción en lugares bien reconocibles de esta ciudad que no deja de ser galdosiana, testigo mudo de nuestras pequeñas ilusiones y tristezas. Además, la autora ha repartido sus cuentos entre aquellos donde ensaya finamente un terror de naturaleza metaliteraria, como digna deudora de una gran tradición que no está reñida, por supuesto, con su propia cotidianeidad. Asimismo, completa su libro con otras historias que tienen como asunto común la pandemia de 2020, aunque  nos terminan trasladando al Madrid de comienzos del siglo XIX, donde quizá encontramos el cuento más ambicioso de todo el conjunto. 

No puedo leer a Elena inocentemente o como si no la conociera. En cierto sentido, sí puedo decir que, tras la lectura de otros libros previos, no tendría mucha dificultad en reconocer este libro como suyo. Elena tiene ya un estilo propio. Como decía, fue mi alumna durante un curso mítico, en una clase donde se veía cómo los árboles cambiaban de color con el paso de los meses. Allí hablamos de Platón, de Cortázar o de Borges, que nos dieron una nueva dimensión sobre la relación entre la literatura y la creación verbal. Elena luego machó a completar sus estudios superiores a la Scuola Normale Superiore de Pisa, algo que me vino a la memoria cuando hace unas semanas tuve la oportunidad de pasear por la ciudad de la famosa torre durante un precioso viaje primaveral por la Toscana. Con ello quiero decir que algunas personas se quedan para siempre.

Elena dedica cinco cuentos al terror, un género donde parece haberse dicho todo. Sin embargo, como si se tratara de aquel personaje mítico del cuento de Arreola (“Parturient montes”), la autora no compite con los clásicos, sino que los recupera y hace revivir en contextos propios. Bécquer y su Miserere se recrean ahora en el claustro del madrileño Instituto San Isidro, y del misterio explicable de las primeras historias pasamos a la dimensión enigmática de las últimas. Asimismo, los cuentos sobre el confinamiento (recuerdo que uno de ellos aparece en un libro anterior de la autora) nos permiten apreciar cómo aquella situación tan atípica ha dado lugar a preciosas variaciones literarias, unas veces corales, como el cuento de la Cuesta de Moyano, otras más íntimas, como el del reencuentro con el profesor de física. El último cuento, finalmente, nos adentra en el Madrid fernandino y los empeños por impedir que la casa de Cervantes fuera demolida. Aquí Elena es capaz de recrear personajes entrañables y con vida propia. 

Sin buscar paralelismos concretos e innecesarios, la lectura de los cuentos de Elena Prado Mas recopilados en este libro me ha traído el recuerdo de Gente de Madrid, también un libro de cuentos, escrito por mi admirado Juan García Hortelano. Aquí tenéis la portada de su primera edición de 1967 junto al libro de Elena. Madrid aparece como vital telón de fondo en ambas obras.

Si comparo ambas obras (fijaos si admiro el libro de García Hortelano que hasta adquirí su primera edición) es porque, cada una en su tiempo, siguen rindiendo culto a esa suerte de religión que algunos llamamos literatura. Quisiera que Elena siguiera publicando historias como las que ahora nos brinda, historias donde reconocer los guiños literarios de los grandes maestros y, asimismo, reconocernos en la lectura grata e inteligente. Gracias.   

Elena Prado Mas, El testamento de Cervantes, Tegueste, Baile del Sol, 2024  ISBN-10(13) 978-84-10001-27-5

https://clasicos.hypotheses.org/13253

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